So cool

A menudo la gente consideraba que era normal ver con todos los colores el mundo, es decir, estamos tan acostumbrados a ese tipo de monotonía que creemos que eternamente todo será así. No nos ponemos a pensar que puede que a lo lejos haya gente que nunca pudo ver con todos los colores.
Personas, personas, personas, somos una constante en este mundo, nacemos, crecemos, nos reproducimos y morimos, seguimos un curso. No tenemos idea de lo que fue antes de la vida pero tampoco tenemos idea de que será después de ella.

Sonreímos, lloramos, sufrimos, criticamos, jugamos, hacemos miles y miles de acciones que todas se tornan insignificantes, somos las pequeñas partículas de este universo, tan únicas, tan indivisibles, explicamos todo a niveles que nos asombramos.


Me desperté y mire por la ventana sin siquiera moverme un poco de la posición en la que pase la noche. Tenía muy pocas ganas y mucho sueño. Mi ojos miraron fijamente el sol en busca de un poco de color, pero no pude. Había nacido como un fenómeno, nunca tuve la oportunidad de saber que el cielo era azul, ni que las flores podrían ser de muchos colores.
Alguna vez una mujer me dijo que mis ojos eran del mismo color que los de mi madre. No lo sé. Ni lo sabré. Cada vez que dibujaba en clase para mi todo era gris probablemente por ello nunca tuve dotes artísticos, no se si llorar o reír ante tal desgracia. Pero es seguro que esto es mejor que haber nacido ciego. No me quejo tan sólo hubiese sido bueno nacer "completo".
Me quede por mucho más tiempo en la cama sin querer salir de los cálidos edredones que me proporcionaban calor en medio de aquella mañana de otoño. No es que odiara el frió, o que fuese muy flojo, simplemente no me apetecía salir, es decir, no tenia muchas ideas acerca de en que podría invertir mi tiempo; si no hacía nada de provecho, porque moverme de ahí. Estaba cómodo muchas gracias.
-Izar.
Oí la voz de mi madre, toco la puerta al momento.
-Dime.
-Vamos, levántate ya.
-No tengo muchas ganas.
-Vamos, tienes escuela.
-¿Y eso que?
-Tienes que ir.
Suspire para después mover los suaves edredones -¡Ya voy!-. Tome mis pantuflas y me dirigí al baño para poder tomar una ducha que al menos me refrescara un poco las ideas antes de irme.
Deje que el agua se calentara y me desvestí aventando la ropa por todos lados, después me duche mientras dejaba que mis pensamientos murieran con facilidad.
Después de unos minutos, al salir corrí a la habitación por una toalla. Le había olvidado. Me seque con rapidez, me vesti con el uniforme y como extra me puse un abrio y una bufanda esperando que no hiciese mucho frió afuera acababa de ducharme y estaba un tanto friolento, baje corriendo las escaleras para tomar el desayuno. Tantas cosas en las que pensar y lamentablemente el día acababa de empezar.

Hoy realmente me hallaba con el ánimo renovado, mi nueva escuela me esperaba. Mis tíos por fin habían decidido que esta pequeña ciudad merecía la presencia de la familia Marcaccio, por lo tanto debía concentrarme en adaptarme, hacer amigos, y quizás encontrar alguna sorpresa,; siempre he creído en el destino. Corrí las cortinas con entusiasmo, los colores de la mañana se escondían tras los árboles, tras los techos, el frío se filtraba entre mis ropas de pijama; hacía muchos años que no me sentía tan ansioso, menos por un evento que podría clasificarse como “simple y llanamente cotidiano”. Mi sonrisa se hizo más más amplia y voraz. Sí, a veces deseaba devorar al mundo, con todos sus habitantes, con todos sus sueños.

-Maravilloso- murmuré para mí mismo.

Bajé corriendo a la cocina, el silencio bastante conocido me dio la bienvenida, miré a todos lados hallando una nota amarilla en la lacena.

“No hagas una tontería”

Al parecer mis tíos se habían marchado temprano en la madrugada con el pensamiento de que yo, un adolescente en sus cabales, haría un desastre de proporciones inimaginables. Que exagerados. Arrojé la nota al fregadero, tomé mi desayuno ya frío y sin sabor: tostadas y café espeso, mientras en mi mente vagaba sobre aquellos contornos de paisajes, de personas que me esperaban de aquí en adelante.

Me despedí de mi madre dándole un beso en la mejilla. Ella simplemente me sonrío y grito un pórtate bien mientras salia de la casa un poco apresurado. Se me hacía tarde y sinceramente, y muy a pesar de todo no gustaba de tomar algún transporte para llegar a la escuela.
Joder, como odiaba tener que caminar con prisa, aunque el camino lo había visto muchas veces me hubiera encantado poder apreciarle de nuevo ya que durante las vacaciones no había salido de mi encierro, al parecer había hecho algo muy similar a invernar... a pesar de que no estuviésemos en invierno. Las señoras que tenían años de conocer a mi madre me saludaron y simplemente les respondí con respuestas un tanto cortantes, la ultima vez que había respondido correctamente no pude deslindarme de la platica después de un rato, aquello en serio que me molestaba.
Llegue a la escuela con algunas gotas de sudor en la frente, las limpie y acomode mejor mi bufanda que con la caminata se desacomodo.
Suspire y me dirigí al salón, aquella escuela era molesta nunca cambiaba de grupos por el hecho de que creían que era bueno que se mantuviesen hasta el final para que los alumnos pudiesen formar lazos durante la adolescencia.
Observe a mis compañeros, muchos habían pasado por los típicos cambios de verano. Un tipo hablo alguna estupidez y simplemente le ignora pasando de largo, otro me grito algo como imbécil.
-Cierra la boca, no vaya a ser que las moscas entren por la cantidad de mierda que dices.
Ah, si tan típico que ya ni siquiera me molestaba mucho.
Tome el lugar que venia tomando desde hace dos años. Bote la mochila en el escritorio y una que otra muchacha con las que cruzaba palabra me saludo preguntándome que tal habían estado las vacaciones. Simplemente les respondí con palabras cortas.
Ah, que mala costumbre mía, no podía evitar pensar que debería de ser un poco más amable.

Así que... observe como todos corrían a sus lugares, supuse que el profesor estaba a punto de llegar, me acomode en la banca un poco mejor y baje la cabeza intentando ordenas mis pensamientos ¿Qué podría hacer de interesante ese día? Es decir, me levante sin actividades planeadas y cuando llegué vi que mis compañeros seguían siendo los mismos punks de siempre y no es que me molestara pero en serio el día se tornaba para algo aburrido.
Oí la voz de la secretaría. Había un nuevo compañero, tan sólo le rogué a dios que no soltara la misma mierda que que todos mis sensuales amigos.
En cuanto entro los susurros por parte de otros no se hicieron esperar, que si era guapo, que si era amable, bla, bla, bla ¿Era tan interesante la nueva persona? Momentáneamente levante la vista y note a un chico rubio que irradiaba carisma por todas partes, aquello de alguna manera me incomodo y me removí molesto en mi propio lugar. Hice una mueca y en cuanto oí que se sentaría no muy lejos de mi decidí que lo mejor sería ignorarle, nunca había sentido molestia por alguna otra persona. Si, llevaba años con mis compañeros y aunque fuera por momentos hostiles con ellos nunca había sido presa de sentimientos como los que estaba teniendo en ese instante.
Me encorve un poco y fije la vista vagamente en el cuaderno, que joder no tenia nada de interesante pero era mucho que ver a la nueva persona.
Vaya que el día se salio de lo planeado y como me molestaba, odiaba que las cosas fueran impredecibles, era el tipo de persona que tenía ya planeada toda su vida, incluso creía que probablemente podría morir por suicidio en alguna cama mientras me drogaba y escuchaba música psicodélica o algo similar... ok, eso sonaba muy fuera de lugar pero siempre tendía a divagar.
Mire con algo de discreción a donde estaba el chico y él simplemente estaba ahí viendo el cielo, desvié la vista al mismo lugar. Nunca entendí la belleza del cielo, es decir ¿Qué tenia de bonito? ... o bueno, uno que nunca había visto colores probablemente no lo entendía... Ah y aquí venia de nuevo esa forma tan mía de deprimirme... pero es que ese rubio parecía tan divertido viendo algo trivial.
Definitivamente me alejaría de él mucho más o si no al final del día estaría ya con la decisión de cortarme las venas con galletas de animalitos remojadas en leche.
Finalmente el profesor alzó la voz para que todos le prestáramos atención.
Al parecer las clases iban a comenzar y... yo ya no recordaba como se escribía... debería de planear hacer al menos un poco de ejercicio en las vacaciones o por lo menos escribir unas cuantas planas porque estaba más que claro que pasarla durmiendo y comiendo encerrado en un cuarto mientras se ven novelas tipo disney no es lo más sano, al menos no a los 17 años.

Decir que mi cara era un poema tal vez se quedaría corto.
Odiaba oficialmente a ese muchacho escandaloso, para empezar ¿Estaba él en su sano juicio? Me perturbaba en sobre manera que por su culpa ahora estuviera con tarea el primer día de clase. Al perderme en mis pensamiento lo siguiente que oí fue como se ponía a gritar incoherencias (vale, no lo eran incoherencias, pero nunca había sido una persona especialmente tolerante). Finalmente dijo su nombre "Gus" aquello sonaba estúpidamente soso, a menudo mi madre decía que tenia boca de camionero porque por momentos, tan sólo por momentos me daba por decir una que otra grosería pero vamos, es perfectamente normal en la adolescencia.
-¿Te llamas Gus...? ¿No te podría llamar de otra manera? tan sólo pienso que ese sonaría demasiado tonto en mi boca.- Ni siquiera tuve la decencia de prestar atención a su presentación.
Ah, y aquí venia ese mal habito de decir las cosas sin pensar. -No, lo que quiero decir es que siento que es extraño el nombre... bueno el mio no es muy normal y... olvídalo... creo que debería de dejar de hablar.
Bien acaba de intentar decir algo más o menos cordial y termine diciendo algo similar a un insulto. Pero el tenia la culpa porque comenzó a alabar al maestro diciéndole que deberíamos de profundizar en el tema cuando a nadie le interesaba. No era mi culpa... le mire por unos momentos y note sus ojos... fue algo muy extraño, por primera vez sucedió algo que nunca antes había sucedido, note un color diferente al gris de todos los días... y ni siquiera tenia idea de que color podría ser. Desvié la mirada y a lo lejos aun oía como mi compañero seguía hablando, una mano se había posado delante de mi esperando que la tomara (o algo similar, no tenía ni idea) la deje tal y como estaba.
Gruñí con molestia y me levante de mi asiento, tendría que avisarle a mi madre que mi madre que probablemente iría a casa de alguien que acababa de conocer a hacer un trabajo.
-Esta bien, seamos equipo, si pones tu casa también me parece bien, me llamo Izar, espero que nos llevemos bien, al menos dentro de lo que cabe porque... oh bueno no soy muy famoso en el salón por mi buena personalidad.- termine sin extender una mano como normalmente se haría, odiaba el contacto físico y si podía evitarlo que mejor. -Tan sólo tendré fe en que hayas puesto algo de atención a lo que se supone que se debe de elaborar en equipo porque yo no tengo ni puta idea...- Me dí cuenta de que acababa de decir una mala palabra... -Lamento las malas palabras a menudo las digo inconscientemente.
Solté un suspiro estaba demasiado hablador y creo que todos mis compañeros lo notaron porque me miraban insistentemente. Les dirigí una mirada ácida para soltar a nadie: -¿Soy tan sensual que no pueden dejar de verme?-. Parece que captaron la indirecta porque se voltearon para intentar ignorarme.
Día largo, muy largo, mire nuevamente a la persona que estaba delante de mi aún mantenía una gran sonrisa, le mire con incomodidad, impredecible, él era impredecible y yo odiaba lo impredecible.

Genial, tenía ganas de tomar el escritorio con amabas manos fuertemente y después de ello golpearme la frente una y otra vez para ver si estaba despierto o tan sólo todo aquel espectáculo era producto de mi imaginación. ¿Desde cuando se suponía que hablaba con gente con un gran ego? En fin.
-Eso espero, tendré supongo y al menos por ahora, plena confianza en ti, debería de dejar de ser tan distraído-. Me lleve la mano a la boca intentando no decir más, si seguía hablando terminaría tan vez por decir más cosas un tanto desconsideradas.
Tome de nuevo asiento, vamos mis compañeros ya se estaban retirando (creo que ninguno planeaba quedarse por mucho más tiempo en ese salón al menos no durante el mínimo descanso que había de clase en clase y de cambio de salón, recordé que el año pasado hice la estupidez de llegar temprano a la siguiente aula y el profesor de la siguiente hora, que justo ese día llego temprano para acomodar sus cosas, se entretuvo hablándome acerca de sus peces ¿A quien jodidos le gustaba que le hablaran de unos peces?) Me levanté de golpe y mire a al chico que de la nada me había hecho una invitación acerca de ir a tomar café... Le mire, le mire y le seguí mirando ¿Acaso mi plan de pasar desapercibido también este año se fue a la mierda? No había hablado con muchas personas desde que mi ultimo amigo se había... ah como sea, eso ya estaba en el pasado.
-¿Café?...- Yo era adicto al café, cuanto tiempo no tarde en dejar la adicción...- Creo que mejor me invitas un poco de leche-. Dije finalmente, si ese tipo veía mi mal carácter probablemente haría lo mismo que la mayoría de las personas: me evitaría. Y que mejor que mostrarle lo que era en unos cuantos minutos, la ultima chica que me invito a salir nunca más me llamo después del desastre de cita. Recuerdo muchas, miles de situaciones similares.
-En fin, creo que lo mejor será que salgamos de aquí, quiero caminar lento y perezosamente a la siguiente clase.
No espere su respuesta y tome mi bolso para pasarlo por el hombro y caminar, sentí un poco de frió al salir de aquel cubículo, hice un gesto de molestia, toque mi cabello y noté que aún estaba húmedo, bien me había aconsejado muchas veces que utilizara una secadora pero... para eso era demasiado laborioso.
-¿Entonces no hay otra forma de llamarte?...- solté realmente sin intención de que me escuchara.

En el trayecto miré al tipo, si, esta bien era el tipo de persona de la que huía como alma que lleva el diablo pero que mejor que intentar al menos tener un buen ambiente... comencé a hablar, cosas que a mi parecer eran triviales pero esperaba que eso al menos por unos minutos aligerara el ambiente.
-Mi padre era soldado, un día se fue a la guerra y nunca volvió... uhm, mi madre llora toda las noches por ese hecho pero no puedo hacer lo mismo, lo único que recuerdo de él era que siempre decía que le gustaba mi nombre porque su abuelo de había llamado de la misma manera, su cara se ve borrosa en todos los recuerdos, nunca tuve hermanos y mi mamá siempre se resiste a casarse de nuevo por miedo a que tenga otro hijo con...- Me detuve en seco, el no tenía porque saber acerca de lo que siempre me aquejaba. -Ah si, no conozco mucho a la familia de mi padre, la única vez que me encontré con una tía paterna, se puso a gritarme "adefesio, bastardo, hijo de puta..." y muchas cosas más, creo que no les caigo muy bien...- Me rasque la mejilla pensando en que más podría contar pero llegamos a la cafetería así que simplemente callé, el me repitió con una mueca que si quería leche volví a decir que sí.
Me fui a tomar una mesa lejos de toda esa cantidad de gente, muchos estaban en su escándalo, tome un poco de aire y bote la bolsa a lo lejos para después esperar a mi compañero.
Observe todo lo que había en la mesa y simplemente no pude soportar estarme quieto, tome los saleros y regué la sal en la mesa para comenzar a jugar con ella, hice figuras, después la molde en forma de un monte, toque las servilletas e hice papiroflexia burda.
Estaba en mi máximo estado de aburrimiento.
Me puse cabeza, con los pies acomodados en el respaldo, cerré los ojos y la primera imagen que vino a mi fue al chico rubio... el color de sus ojos... observe que una chica que estaba en mi salón antiguamente se me acerco, la recordaba como no hacerlo ella era una constante de las burlas de todos, me sonrió se agacho a mi altura, fijándose en la posición que estaba.
-Izar...
-Hmg.
-Hace mucho que no te veía.
-¿La pasas bien en tu nuevo salón?
-Supongo, al menos ahí no me molestan y tengo una amiga.
-Eso es bueno.
-Gracias... recuerdo que aquella vez tu... me defendiste.
-No lo hice, es sólo que ellos estaban haciendo mucho escándalo.
-De igual manera gracias...
No supe en que momento pero esa mocosa se me acerco y me beso. Genial, lo que me faltaba.

Mire largamente aquella escena, de nuevo todos nos miraban, primero había llegado el rubio (con mi leche) y después lanzo lejos a la chica que me había besado. Le dijo malhumorado que se largara, estuve a punto de objetar pero me calló ¿Qué se creía joder? Resople molesto.
Michiru, me miro esperando que dijese algo, pero sinceramente no planeaba decir nada, es decir, no es como si ella me gustase de hecho estaba molesto porque había osado besarme. Odiaba el contacto físico. Entonces lo noté "Gus" le seguía corriendo con un constante veneno en sus palabras ¿Quién diría? El ciertamente tenía aura de casanova y que tratara de esa manera a una mujer me hizo sonreír con disimulo.
Oh, y decía que yo solía ser hostil, definitivamente esa actitud me agradaba, tal vez el rubio no era tan molesto como creí en un principio.
Sentí como me tocaba la pierna, bien todos mis buenos pensamientos fueron hechos mierda.
-¿Que diablos crees que haces?-. Susurré entre dientes apretados mis puños, si seguía con ello estaba bien puesto para golpearle y romperle esa nariz de la que seguro se enorgullece.
Noté que sonreía y dejaba la mano en donde estaba. Michiru me miro sorprendida y al parecer arqueo la ceja con enojo, me miro fijamente como diciéndome "haz algo" y simplemente no hice nada. Después miro al muchacho que estaba a mi lado y se fue enojada de ahí.
-¿Que día tan extraño...?
Suspire y miré que aún estaba aquella mano tonto en mi pierna, la tome y la solté lejos de mi, me levante y tome mi bebida para después tomar mi bolsa y empezar a caminar a la salida.
-Gracias por la leche, sabe buena.

Oh, que alguien me disparara.
Me detuve en seco, pare mi caminata, estaba más que impactado, trague un poco de saliva en medio de toda esa incomodidad. Primero me hablaba de su hermana y después de la nada me confesaba que le gustaba.
No es que tuviera algo en contra de las relaciones con una persona del mismo sexo, pero... después de aquel trauma que mi ultimo mejor amigo me había causado pensé que no tendría que encontrarme de nuevo en esta situación.
-Bien decía mi abuela que las mujeres eran problemáticas, pero viéndote a ti, creo que los muchachos lo son aún más-. Observe al rubio con un semblante relajado, intentando poner una sonrisa en mi rostro, mi enojo se había ido por ahora lejos e intentaba no soltar alguna estupidez.
-Uhmg... no soy como decirlo, ¿fijado? así que nunca me ha interesado realmente el sexo cuando se supone que se trata de amor, pero en realidad creo que paso del amor con otro muchacho, el que se decía mi mejor amigo me robo mi primer beso ¿Sabes que tan traumante es eso? Es decir, era un crió, tenia 12 años... ah, ignora eso ultimo estoy comenzado a divagar el punto es que... ¿No crees que es demasiado arriesgado? siempre he creído que amar a alguien da miedo, dejar todo por esa persona, depender de esa persona, llegar al grado en el que su presencia te reconforta ¿No te da miedo? probablemente a mi sí y por ese mismo hecho me veo en la necesidad de decir que me niego salir contigo.
Eso y que eres demasiado impredecible y a mi no me gustan las cosas impredecibles, mi mirada a este mundo es demasiado monocromática, voy con un paso muy diferente planeando todos y cada uno de los sucesos a los que me enfrento, planeando todo incluso soy capaz de planear mi misma muerte para que todo vaya al ritmo que deseo...- Suspire mientras me llevaba la mano a las cien, me estaba dando un leve dolor de cabeza.
-Eres un dolor de cabeza, no eres el tipo de persona que frecuento, demasiado escandaloso... pero igual me agradas un poco.
Seguí caminando para adentrarme en el salón, sentí que mi cara estaba un poco roja "Me agradas un poco" ¡AGR! ni idea de que jodidos había sido eso ultimo como odiaba que las palabras salieran así, sin que fuese estipulado.
Ese muchacho era malo para mi salud, si esto sucedía en tan sólo el primer día no quería ni saber que sucedería en los días que aun tenían un por venir.

Bien, me acaban de decir que a mi me atraía una persona que tan sólo me agradaba un poco. Tenía que meditar adecuadamente todo esto. No sabría si llamar suerte o no al hecho de que la pequeña molestia rubia me dejara de hablar, al menos pude divagar en mis pensamientos.
Cobarde.
Cobarde.
La palabra resonaba una y otra vez, recordé aquella vez que mi abuela me golpeo con se bastón (como había dolido) llamándome cobarde por no responder a los insultos que menudo la familia me decía. Amaba a esa vieja malnacida. Era como una conciencia que siempre tenia la razón. Probablemente por su culpa mi boca se había hecho bastante sucia, pero le tenía muy presente, todas y cada una de sus lecciones no habían sido en vano.
Luego estaba el hecho de que usualmente no meditaba las palabras de otras personas, ni siquiera las asociaba con recuerdos perdidos que no quería rememorar. Venía este pequeño bastardo y removía mis memorias una razón más para que me desagrade.
Las clases terminaron antes de que me diera cuenta y lo siguiente que vi fue como el salio corriendo del salón, me levante y tome mis cosas. Tenía ganas de orinar así que fui al baño pero me encontré con la puerta trabada, deje la mochila recargada en la pared y tomando vuelo patee la puerta, oí unos cuantos ruidos y gente quejándose, la puerta se abrió por si sola después del golpe rechinando dejando ver una escena un tanto desagradable.
Ese hombre, rubio, muy rubio, llamaba a los problemas, por lo que noté estaban acorralándole y tenían las meras intenciones de golpearle.
Pasaron muchas cosas por mi mente y simplemente resople. -Me voy retirando no tengo nada que hacer aquí porque ¡Ah si! soy muy cobarde, entonces con permiso-.
Tome mi bolsa y dispuesto a irme comencé a silbar una canción pero en cuanto me distraje el que al parecer era el líder de ellos me jalo del abrigo con fuerza bruta para después aventarme contra la pared. Con su mano tomo mi cuello intentando ahorcarme.
-¿Te crees demasiado no?
-No me creo demasiado, soy demasiado-. Mire al tipo que tenia cara de imbécil y le escupí. Dah~ al parecer se acababa de enojar porque su cara su puso tan roja como un jalapeño. -Tiene cara de imbécil... aunque ahora mismo podría afirmar que es más similar aun tomate... o un jalapeño en el mejor de los casos.
Oh, yo y mi gran boca, a veces pensaba que si supiese guardar silencio no me metería en tantos problemas, pero vamos, no es como si esto no estuviese planeado o al menos eso creía.

Vamos a ver, llegue, intente irme y ahora estaba viendo como dos de los tres tipos se ponían a discutir por quien me golpearía primero.
Observe como el chico se ponía a toser, me alarme, algo tan impropio de mi, observe como se golpeaban y solté un grito rogándole a los cielos que no le pasara nada al tipo porque yo sería quien cargaría con él.
Voltee de nuevo la vista a donde se supone estaban mis agresores que hasta momentos antes se dedicaban a triturarme. Aproveche el momento para poder lanzarles una patada a ambos, dejandoles en el piso, si puede que aquello no fuera de caballeros o todo ese tipo de habladurías pero eran ellos o nosotros.
Finalmente me acerque al tipo con algo de precaución al ver que tenía sangre en algunas partes del cuerpo y estaba mojado, me pregunte en que momento se había caído y donde como para que el agua le mojase la ropa.
-Oe~ ¿Estas bien? Me da la impresión de que estas hecho papilla.
Le pase la mano por enfrente de la cara esperando reacción, me tomo de la muñeca con fuerza en algún momento lo que hizo que me hiciera hacia atrás un tanto asustado, solté el aire que sin darme cuenta había contenido.
-Por Zeus, casi me matas de un susto. Lo mejor será que te lleve a mi casa, no quiero ni imaginar lo que será de ti si llegas así a tu hogar, tal vez piensen algo como "Izar tuvo la culpa...". Ah, creo que ni siquiera me estas poniendo atención, hoy estoy demasiado hablador.
Noté que estaba un poco mareado, yo lo estaría si hubiera recibido los mismos golpes, pase su brazo por mis hombros y le tome de la cintura ayudandole a reponerse.
-Caminaremos para salir por la puerta de atrás, creo que es lo mejor al menos así nadie verá tu aún más, deplorable estado.
Tome mis cosas y las suyas y como pude comencé a caminar. Observe su cabello, era de un gris más claro que el de la gente normal, probablemente por ello había asumido que era rubio, aunque quien sabe tal vez no era así.

Refunfuñe.
Por todos los cielos e infiernos, no sabía en lo que me metía cuando se me ocurrió llevarle a mi casa para cuidar al menos ligeramente de él. Viendo los berrinches que hacía lo único que se me ocurría era que ese tipo no era precisamente como se pintaba en su presentación. Si era sincero había tenido la impresión que era menos egoísta y que gustaba de placeres banales.
Pero aquello de llorar por su belleza mancillada de alguna manera me mataba de risa, claro que no sonreí porque lo que menos quería era que siguiera gritando. Finalmente cuando termino se berrinche me pregunto si estábamos solos en casa. Ah, el tono, el tono, ese tono me dio un poco de miedo ¿Acaso ese tipo era un violador potencial o que?
-Eres más molesto tú, repitiendo que me amas a cada momento. Y yo no tengo la culpa de que en aquel momento quisiese hacer uso de los baños. Tu tienes más culpa que mi persona porque a final de cuentas, te recuerdo que el intimidado en esa situación eras tú... y si estamos solos en casa, mi madre llega por las noches.
Observe su cabello alborotado por la anterior situación, después su frente, solté una risita al ver un raspón que tenia en ella. Tome un pequeña tira adhesiva y la pegue en su frente dándole de paso un ligero golpe.
-Tienes uno que otro moretón, supongo que lo mejor será que vaya por un desinflamante y algo de ropa porque la tuya esta mojada, dudo que te quede la mía, por lo que he notado eres ligeramente más alto que yo... Por cierto no hurgues nada en mi habitación puede que te salga una que otra araña... puede, igual quédate donde estas, no toques nada.
Salí de la habitación para ir a la de mi madre, ella aún conservaba mucha ropa de mi padre, probablemente aquella le quedaría al molesto chico, también tomaría algunos de los remedios que ella tenía. No el balde se gastaba la vida siendo enfermera. Abrí la puerta de aquel lugar y el olor dulzón inmediatamente invado mis fosas nasales. Pase rápidamente a lo que iba, abrí el armario y a mi vista se posaron aún los diversos trajes y conjuntos que el hombre utilizaba diariamente. Tome uno de los conjuntos y después tome algún desinflamante en forma de pomada que estaba en la mesa de noche.
Camine de regreso a mi habitación y había a pasar como siempre, pero pensé que tal vez mi nuevo amigo, notesé la ironía estaba quitandose la ropa mojada o algo similar.
-Oye- toque al otro lado de la puerta. -Voy a pasar, espero que si estas quitándote la ropa te tapes con algo.

Cerré un ojo al sentir como me picaba en el momento en el que le di la ropa.
Comenzó a cambiarse y le mire. Era extraño nunca había estado tan cerca de otra persona, al menos no que estuviese desnudamente, le observe porque me da curiosidad si realmente él era rubio y de que color era su piel.
-¿Oye tu color de cabello es rubio verdad?...
Suspire y me levante de la cama. -No te pongas aún la camisa, creo que tienes golpes que sería bueno que vendara.
Tome las pomadas y con casi nulo cuidado le un tanto en la piel a Gus, después de ello tome las vendas que ya estaba previamente acomodadas en el botiquín de primeros auxilios y comencé a vendar las partes en las que ya había puesto desinflamante -De preferencia no te bañes hoy, no es que quiera que sigas oliendo a rosas pero es para que el medicamento tenga mejor efecto... otra pregunta ¿Cuál es tu nombre? no puse mucha atención a tu presentación en el salón y la forma en la que te llamas a ti mismo me parece sosa... ah joder, ignora eso ultimo hay momentos en los que debería de no decir lo que tengo en la mente.
Vende parte de sus brazos y de su abdomen, después observe sus piernas y estas no parecían muy dañadas. Me agache y tome cada una a su tiempo para revisar que no tuviese contusiones.
-Bien. Parece que al menos no son realmente muchas heridas y no es muy grave las que tienes...- Desvié la mirada -Lamento los problemas causados... no tuve intención, tan sólo ten un poco más de instinto de supervivencia.
Retome mi posición y camine a la salida. Me detuve antes de dar vuelta a la manija.
-Bajare a preparar un pequeño aperitivo, creo que será mucho mejor que comamos algo antes de que comencemos a hacer el trabajo. Recuerda lo que se tenía que realizar porque ya te había mencionado que no tengo ni puta idea de lo que se supone que dejo, estaba divagando cuando él lo dijo.
Abrí finalmente y salí de ahí.
En mi camino a la cocina, por los pasillos oí el retumbar de mis pasos, estaba cansado pero aún tenía que cumplir con mis deberes, probablemente sólo haría algo de comer muy ligero. Una ensalada no estaría de más.
Al llegar a la cocina tome los ingredientes de la nevera y les lave con pereza, después les seque y para finalizar les corte finamente. Hice un aderezo. Salí de la cocina y sin subir todas las escalera grite que bajara a comer.
Oí la puerta abrirse, era mi madre, la cual tenía un aura de prisa, me acerque a ella para ayudarle con su bolsa y abrigo.
-Izar cariño, haré doble turno así que solo me daré un baño y me regresare al hospital.
-Si, bienvenida a casa.
Me acerque y le di un beso en la frente, ella era más baja que yo, le sonreí amablemente y le hice un ademán con la mano de que siguiera con sus obligaciones.

Quise seguir hablando como mi madre, seguirla al menos en lo que preparaba su ropa para darse un baño pero en cuanto oí la voz del rubio mande mis deseos por la borda. Lo siguiente que sucedió fue muy sencillo el sé puso a hablar acerca de un extraño plan, no dije nada al respecto pero pensé que ese chico era demasiado alegre, le mire con una ceja alzada y se puso a tantear las cosas preparando algunas cosas no le preste mucha atención.
-Esta bien no te daré carne, como sea creo que por ahora sólo comeremos un poco de ensalada.
Después oí acerca de que no quería conocer a mi madre en su estado.
-¿Acaso eres una novia caprichosa? Deja de ser tan quisquilloso dudo que mi madre le preste mucha atención a tu físico.
Seguí con lo mio y después de ello me sobresalte al momento en el que desprevenidamente me abrazo, estaba demasiado cerca y eso me incomodo, no había nadie a excepción de mi madre que se me acercara de esa manera pero, igual no me molestaba mucho era sólo que sentía como si muchos momentos desagradables se me vinieran a la mente, si bien lo pensaba a menudo la gente que en mi infancia me abrazo después me golpeo. Familia.
Le separe de mi mirándole con una mueca.
Observe como le daba un escalofrió, me quite el abrió, dejándome solo la camisa y el chaleco perfectamente acomodados a pesar de los golpes que recibí, sin acércame mucho se lo pase por los hombros -Será mejor que después de esto subas por la camisa que te di y te cubras lo ultimo que es bueno, sería que cogieras un resfriado. Por ahora cúbrete con esto, sé que mi abrigo esta un poco sucio pero es mejor que nada. En cuanto al regalo de tú tío te acompañare a comprarle por pura cortesía pero será después de que se termine el trabajo escolar.
Tome la ensalada y se la mostré - Espero que te guste en vista de que no comes carne y que el tiempo es limitado es lo máximo que puedo ofrecerte.
Antes de siguiera con mi oración note que mi madre entraba a la cocina viendo fijamente al rubio.
-¡Ah~! Mamá este es un compañero de clase, vino a hacer un trabajo conmigo.
-¿Pregunto porque ambos se ven golpeados?
-No, creo que no deberías, es una historia común y corriente que incluye a tu hijo y su boca floja.
-De alguna manera me lo esperaba, es decir, mi pequeño Izar siempre se ha metido en problemas por eso, tan sólo cuídate un poco más; eres como un niño malcriado ¿Sabías?
Le miré largamente e hice un puchero -Claro que no soy así.
-Izar, Izar, tu madre te conoce.
Después de ello noté como se acercaba al otro y le extendía la mano.
-Soy Yaisa, es un placer conocerte, espero que no hayas tenido ganas ya de ahorcar a mi hijo por su sinceridad extrema, gracias por cuidar de él. Y por supuesto que espero verte muchas veces por esta humilde casa.
-Yo no lo espero madre así que no le des alas.
-¡Izar!
Ah, sentí un golpe en mi frente y me cruce de brazos enojado. Esa mujer era demasiado.