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Las 4 virtudes medicas
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Las 4 virtudes medicas
Titulo: Las 4 virtudes medicas
Autor: Anai Garcia Hdez.
PD: historia echa por mi hermana en la cual yo colabore xD
Autor: Anai Garcia Hdez.
Las 4 virtudes medicas
A 500 años luz de la estrella más cercana, existió un planeta llamado Niburi, el cual había sido creado con gran esmero por los dioses de la naturaleza, todos los dioses habían acordado dividir al planeta en 4 naciones, las cuales vivirían como hermanas y se ayudaran y complementararian las unas a las otras, para poder vivir en un lugar tranquilo donde reinara la paz.
Cada elemento se encargo de crear a la población de la nación que le correspondía, y así fue como el planeta Niburi se fue poblando de personas, animales, plantas y elementos de la naturaleza. Todo parecía perfecto hasta que la Luna sintió la necesidad de crear a un ser humano que fuese capaz de ayudar al prójimo sin la intención de recibir algo a cambio y así fue que la luna creo a Cadmo, un ser humano lleno de gracia, al cual, la luna le paso una parte de su espíritu y de tal manera le concedió vivir en la primera nación, con la condición que buscara una familia y aplicase todas las virtudes que la luna acababa de concederle.
Cadmo cumplió con lo pedido por la luna, y se estableció en una modesta casa donde viviría con su familia y atendería a los enfermos de la nación.
Gracias al don que la luna le había regalado, Cadmo podía sentir el dolor de las persona y de manera instantánea en su mente aparecía que remedios u acciones podrían aliviar el dolor de los enfermos, así se fue ganando la fama de sanador entre la población de la nación. Todo el poblado quería que este sanador lo atendiera y tan buenos eran sus resultados que los rumores sobre Cadmo sobrepasaron los límites de la nación y fueron a parar a las otras 3 naciones. A la nación que sorprendió mas fue a la cuarta nación, que se encontraba dominada por el jefe supremo, llamado Blaid, que al igual que Cadmo, un elemento de la naturaleza, que en este caso fue el espíritu de la tierra, le obsequio un don, el don de la ambición.
Hambriento de poder y sabiduría, Blaid quiso tener el mismo don que Cadmo, así que realizo un largo viaje hasta la primera nación, en donde se encontró con una población muy saludable y agradecida con la vida y con su sanador, ante tal visión, el deseo de Blaid sobre adquirir el don de la curación aumento en exceso y no podía esperar ni un minuto más para tener frente a él a ese ser tan capaz de generar amor por parte del prójimo.
Estando ya ante Cadmo, el jefe supremo le pidió que lo instruyera en las artes de la curación, pero Cadmo se negó, ya que lo que él hacía era innato, solo le bastaba ver al enfermo para poder sentir el mismo dolor que lo acongojaba y obtener de manera automática una posible cura, así que Cadmo, se disculpo de no poder ayudar al jefe supremo, este al oír lo que acababa de decir el sanador, se puso histérico y juro que le quitaría lo que más amaba y valoraba en la vida: su familia y el poder ayudar a los enfermos.
Blaid, en su arranque de ira le suplica al espíritu de la muerte, que mandara grandes epidemias a la primera nación, el sanador lucho y se esforzó demasiado en curar a la nación, pero todo fue en vano, ningún alma, excepto la del sanador sobrevivió a estas terribles enfermedades. Ahora Cadmo se encontraba solo y sin las cosas que lo apasionaban: ayudar a los enfermos y el amor de su familia. Sin nada a que aferrarse, este decide abandonar su nación e ir avanzando sin rumbo fijo por el único sendero que conectaba a todas las naciones.
Tal vez fueron 10 o 15 lunas, cuando estando cerca de la frontera de la segunda nación, Cadmo se encuentra con lo que parece ser un ente, el cual le propone un trato, sin nada más que perder Cadmo decide escuchar a este misterioso ente, el cual le ofrece devolverle a su familia si este lograba sanar a Prudentia, lustitia, temperantia y fortia. El sanador acepta, pues no duda de la capacidad del don con el que cuenta, entonces cierra el trato con el ente y este le dice antes de desvanecerse “Oscuridad y tiempos difíciles te esperan, pronto deberás enfrentar la decisión entre lo que es correcto, y lo que es fácil” tras decir esto se desvanece y deja al sanador Cadmo solo, este queda confundido pues no sabe más nada que el nombre de las personas a las que tiene que sanar, así que aun confundido continua su camino, hasta toparse con unos viajeros a los cuales les pregunta acerca de las personas que se supone que tiene que ayudar, pero grande fue su sorpresa al descubrir que lo que él creía que eran nombres de personas, resulta ser los nombres de las 4 naciones.
Así continua su camino sin poder creer que lo que sanaría seria a una nación y no a una persona, algo que nunca había pasado por su mente, sumergido en sus pensamientos no se percata que llego a un lago del cual parecía salir un canto, sorprendido, Cadmo se acerca y se da cuenta que es la voz de una mujer la que sale del agua, esta voz le dijo:- he escuchado el rumor de que tu eres un sanador y que tienes la misión de sanar a las 4 naciones así que te pido que hagas entrar en razón a Labunda, mi hija que gobierna la nación de Temperantia, ya que ha llevado a su pueblo a un mal camino porque los han absorbido sus deseos, hazla entrar en razón y recuérdale que la virtud de nuestra nación era y seguirá siendo la capacidad de controlar las emociones y dominar sus impulsos, para establecer los límites a nuestros deseos-. Al decir estas últimas palabras la voz dejo de sonar y a Cadmo no le quedo más remedio que seguir su camino hacia la nación de Temperantia. Ya estando en la segunda nación pide a los pueblerinos que lo llevaran con la reina Labunda.
Cuando por fin se encontraba en presencia de Labunda, el sanador se presento con la reina y le conto acerca de cuál era el propósito de su visita y sobre el suceso ocurrido en el lago, Cadmo le explico a la reina que en este mundo no hay que sobrepasarse con los placeres de la vida, ya que hay que tener un balance, un equilibrio, y le dio como ejemplo lo que el solía hacer con los enfermos que ayudaba, le conto que él podría haber cobrado grandes sacos llenos de monedas de oro por curar a las personas, pero en lugar de eso lo único que pedía como paga era simplemente las gracias, ya que no sería algo justo cobrar por algo que lo llenaba de satisfacción. La reina Labunda al ver como el sanador hablaba con tanta pasión acerca de lo gratificante que era ayudar a los demás entro en razón y prometió vivir de forma simple, no dejándose llevar por los placeres de la vida, así que decide regalarle un don a Cadmo, grande fue la sorpresa del sanador al ver que el regalo de la reina era la esencia de la templanza, ahora además de tener el don de sanar tenía el maravilloso don de la templanza. Cadmo le agradeció infinitamente a la reina, y decide seguir con su misión, y así este valiente sanador continua su camino por el único sendero que conectaba a las naciones.
Y así continuo caminando días, tal vez meses hasta que llego a lo que parecía ser un pueblo, que según un pequeño y roído letrero afirma ser el inicio de la nación de Prutentia, pero grande fue su sorpresa al ver semejante barbarie, era casi como ver a una manada de primates alborotados, todos los pobladores actuaban muy libertinamente e inconscientemente. Así que Cadmo se dirigió al que parecía ser el líder de la manada, un hombre de gigante melena y habla casi incomprensiblemente. La reacción del líder de la manada fue de gran asombro, pues nunca habían visto a alguien tan limpio y lampiño, este a modo de saludo emitió un gruñido que para sorpresa de Cadmo resulto ser una palabra articulada pero de curioso modo algo cavernícola, al ver que ambos podían entenderse, Cadmo le comenta que ha venido a esta nación porque tiene la misión de poder sanar y recuperar el orden de lo que solía ser prutentia. El sanador decide que para ganar la confianza de la manada tenía que demostrar de lo que era capaz, así que recorre la nación en busca de algún enfermo, se encuentra con la esposa del líder de la manada, la que aparentemente había tenido un accidente por ser tan descuidada y nada prudente de sus actos, así que le ayuda a sanar sus heridas, al ver esto, los miembros de la manada comienzan a confiar en Cadmo y de tal forma se acercan a el, el sanador aprovechando que ya tenía la confianza de la manada, les hace entender que si siguen con ese estilo de vida tan imprudente no llegaran a un futuro prospero, y que si adoptaban las cualidades de una persona prudente, podrían actuar de forma justa, adecuada y con cautela, lo que les daría una mejor forma de vida, al escuchar esto los pobladores de la nación de prutentia deciden cambiar, así que le piden ayuda al sanador, este los instruye y los convierte en personas con mas sensatez, con la capacidad de respetar los sentimientos y la vida del prójimo.
Los pobladores de esta nación al estar tan complacidos y agradecidos con Cadmo, deciden hacerle un presente, así que le entregan la esencia de la prudencia, el sanador les agradece el presente y continúa con su camino.
Ya estaba a la mitad de su misión, pronto podría volver a abrazar a su amada esposa y darle un beso a su adorada hija, lo que lo motivo a seguir con ese largo camino. Esta vez no tardo tanto tiempo en llegar a la cuarta nación, la atmosfera era sombría y se sentía una extraña aura, era más que obvio que ahí no reinaba la justicia, algo que era muy extraño es que no se veía ningún alma a kilómetros a la redonda, al parecer esta nación hacia mucho que no estaba poblada.
Cadmo no tardo en darse cuenta cual sería la morada del jefe supremo de esa nación, pues era el único palacio que sobresalía de las casi destruidas casitas, el sanador decide encarar de una vez por todas al jefe Blaid, así que se abre camino por el palacio, hasta que llega a lo que parecía ser una lúgubre habitación, sin más preámbulo el sanador gira el pomo de la puerta y grande fue su sorpresa al ver a la persona que le arrebato lo que más quería en esta vida en un estado crítico de salud, el sanador no podía negarse a ayudarlo pues esto no sería justo, ya que él tenía el don de la curación, así que pone todo su empeño es sanar al que fue verdugo de su familia.
Muchas lunas pasaron para que Blaid pudiera sanarse por completo, cuando por fin fue capaz de hablar, le agradeció al sanador por permitirle vivir a pesar de todos las injusticias que había cometido tiempo atrás, este con lagrimas en los ojos le pidió que lo perdonara por haber actuado tan injustamente, pues estos actos no lo llevaron a tener grandes poderes, si no al contrario lo orillaron a quedarse solo, sin nación y sin lo mas importante en la vida que es la salud, tras escuchar todo lo que dijo Blaid, el sanador lo único que hace es abrazarlo y decirle que no sentía ya rencor hacia él, pues de eso trataba la vida, de seguir adelante a pesar de los grandes obstáculos que se nos pudiera presentar es esta y sobre todo que nunca olvidara que la felicidad puede ser encontrada incluso en los momentos más oscuros, ya solo es necesario encender la luz para poder encontrarla, tras esto, el sanador le pide que por favor entrara en razón y se olvidara de la injusticia y la maldad que guardaba en su corazón, a lo que Blaid le contesta que ya nunca más va a ser injusto, pues no lo lleva a nada bueno, tan agradecido estaba el jefe supremo con Cadmo, que decide darle a modo de paga un poco de la esencia de la justicia, ahora el alma del sanador contaba con 3 virtudes mas.
Cadmo le agradece por el presente y le informa que debe seguir con su misión pues solo le faltaba sanar una nación, así que se despiden con un fuerte abrazo, prometiendo volverse a encontrar.
Tras haber logrado sanar a la nación de la Lustitia, el sanador siguió su camino, era de noche y la luna brillaba más que nunca, esto lo motivo a seguir con su misión, así que se puso en marcha hacia la primera nación, esa nación que le traería tantos recuerdos pero que a la vez lo ponía más cerca de tener de nuevo lo que más amaba en la vida; ya casi llegaba a frontera de la nación Fortia, cuando a lo lejos diviso de nuevo a ese mismo ente, así que camino lo más rápido que pudo, cuando por fin llego junto al ente, este le pregunto que si aun quería regresar con su familia, pero la respuesta que salió de la boca del sanador fue “Para una mente bien organizada, la muerte no es más que la siguiente gran aventura, se qué extraño mucho a mi familia pero necesito ser fuerte y entender que sería algo injusto traerlas de nuevo al mundo de los vivos, cuando ellas ya están en un mundo mejor”, así fue que el sanador prefirió seguir adelante con su vida decidido a seguir ayudando a sanar a las personas que lo necesiten, el ente al ver este acto tan noble decide regalarle el don de la enseñanza, para que ahora el sanador pudiera transmitir sus conocimientos a las personas que al igual que el tuvieran la vocación de sanar a los enfermos.
Y fue así como Cadmo paso el resto de su vida ayudando y transmitiendo los conocimientos a las personas sin la intención de recibir algo a cambio, simplemente por el mero placer de sentir esa satisfacción de ayudar a los seres humanos, hasta que un día, la luna decide que ya era la hora de llevarse al sanador consigo, así que una noche lo visita en su casa, la luna le dice que ya es hora de dejar este mundo terrenal, el sanador acepta, pero en lugar de abandonar para siempre el mundo de los vivos, la luna lo convierte en un astro del cielo, en la estrella más pequeña pero de un espectacular brillo, la cual alumbraría el camino de los futuros sanadores del planeta Niburi, estrella a la cual llamaron médico.
Médico estuvo alumbrando por muchos siglos, hasta que la luna decidió que ya era tiempo de que volviera al mundo de los seres vivos, así que le concede regresar al mundo terrenal, pero ahora lo haría como una persona diferente, claro que aun continuaría conservando los dones que fue recolectando a lo largo de su misión, así que lo manda como una persona nueva, llamada Hipócrates, la madre luna decide mandarlo a un país al que llamaban Grecia, el cual pertenecía al planeta Tierra, para que continuara aplicando el don que la luna, el ente y las 4 naciones le habían regalado.
De esta manera es como se estableció el precursor para que en el planeta tierra existieran personas iguales a como lo fue en su tiempo el gran sanador Cadmo, con las grandes virtudes que poseían las naciones; personas que sean capaces de dar la vida por el mero hecho de ayudar al prójimo, de sentirse llenos de gozo, sin la necesidad de recibir algo a cambio, de no perder esa esencia humanista, algo que seguramente la madre luna, estará muy orgullosa de ver.
Cada elemento se encargo de crear a la población de la nación que le correspondía, y así fue como el planeta Niburi se fue poblando de personas, animales, plantas y elementos de la naturaleza. Todo parecía perfecto hasta que la Luna sintió la necesidad de crear a un ser humano que fuese capaz de ayudar al prójimo sin la intención de recibir algo a cambio y así fue que la luna creo a Cadmo, un ser humano lleno de gracia, al cual, la luna le paso una parte de su espíritu y de tal manera le concedió vivir en la primera nación, con la condición que buscara una familia y aplicase todas las virtudes que la luna acababa de concederle.
Cadmo cumplió con lo pedido por la luna, y se estableció en una modesta casa donde viviría con su familia y atendería a los enfermos de la nación.
Gracias al don que la luna le había regalado, Cadmo podía sentir el dolor de las persona y de manera instantánea en su mente aparecía que remedios u acciones podrían aliviar el dolor de los enfermos, así se fue ganando la fama de sanador entre la población de la nación. Todo el poblado quería que este sanador lo atendiera y tan buenos eran sus resultados que los rumores sobre Cadmo sobrepasaron los límites de la nación y fueron a parar a las otras 3 naciones. A la nación que sorprendió mas fue a la cuarta nación, que se encontraba dominada por el jefe supremo, llamado Blaid, que al igual que Cadmo, un elemento de la naturaleza, que en este caso fue el espíritu de la tierra, le obsequio un don, el don de la ambición.
Hambriento de poder y sabiduría, Blaid quiso tener el mismo don que Cadmo, así que realizo un largo viaje hasta la primera nación, en donde se encontró con una población muy saludable y agradecida con la vida y con su sanador, ante tal visión, el deseo de Blaid sobre adquirir el don de la curación aumento en exceso y no podía esperar ni un minuto más para tener frente a él a ese ser tan capaz de generar amor por parte del prójimo.
Estando ya ante Cadmo, el jefe supremo le pidió que lo instruyera en las artes de la curación, pero Cadmo se negó, ya que lo que él hacía era innato, solo le bastaba ver al enfermo para poder sentir el mismo dolor que lo acongojaba y obtener de manera automática una posible cura, así que Cadmo, se disculpo de no poder ayudar al jefe supremo, este al oír lo que acababa de decir el sanador, se puso histérico y juro que le quitaría lo que más amaba y valoraba en la vida: su familia y el poder ayudar a los enfermos.
Blaid, en su arranque de ira le suplica al espíritu de la muerte, que mandara grandes epidemias a la primera nación, el sanador lucho y se esforzó demasiado en curar a la nación, pero todo fue en vano, ningún alma, excepto la del sanador sobrevivió a estas terribles enfermedades. Ahora Cadmo se encontraba solo y sin las cosas que lo apasionaban: ayudar a los enfermos y el amor de su familia. Sin nada a que aferrarse, este decide abandonar su nación e ir avanzando sin rumbo fijo por el único sendero que conectaba a todas las naciones.
Tal vez fueron 10 o 15 lunas, cuando estando cerca de la frontera de la segunda nación, Cadmo se encuentra con lo que parece ser un ente, el cual le propone un trato, sin nada más que perder Cadmo decide escuchar a este misterioso ente, el cual le ofrece devolverle a su familia si este lograba sanar a Prudentia, lustitia, temperantia y fortia. El sanador acepta, pues no duda de la capacidad del don con el que cuenta, entonces cierra el trato con el ente y este le dice antes de desvanecerse “Oscuridad y tiempos difíciles te esperan, pronto deberás enfrentar la decisión entre lo que es correcto, y lo que es fácil” tras decir esto se desvanece y deja al sanador Cadmo solo, este queda confundido pues no sabe más nada que el nombre de las personas a las que tiene que sanar, así que aun confundido continua su camino, hasta toparse con unos viajeros a los cuales les pregunta acerca de las personas que se supone que tiene que ayudar, pero grande fue su sorpresa al descubrir que lo que él creía que eran nombres de personas, resulta ser los nombres de las 4 naciones.
Así continua su camino sin poder creer que lo que sanaría seria a una nación y no a una persona, algo que nunca había pasado por su mente, sumergido en sus pensamientos no se percata que llego a un lago del cual parecía salir un canto, sorprendido, Cadmo se acerca y se da cuenta que es la voz de una mujer la que sale del agua, esta voz le dijo:- he escuchado el rumor de que tu eres un sanador y que tienes la misión de sanar a las 4 naciones así que te pido que hagas entrar en razón a Labunda, mi hija que gobierna la nación de Temperantia, ya que ha llevado a su pueblo a un mal camino porque los han absorbido sus deseos, hazla entrar en razón y recuérdale que la virtud de nuestra nación era y seguirá siendo la capacidad de controlar las emociones y dominar sus impulsos, para establecer los límites a nuestros deseos-. Al decir estas últimas palabras la voz dejo de sonar y a Cadmo no le quedo más remedio que seguir su camino hacia la nación de Temperantia. Ya estando en la segunda nación pide a los pueblerinos que lo llevaran con la reina Labunda.
Cuando por fin se encontraba en presencia de Labunda, el sanador se presento con la reina y le conto acerca de cuál era el propósito de su visita y sobre el suceso ocurrido en el lago, Cadmo le explico a la reina que en este mundo no hay que sobrepasarse con los placeres de la vida, ya que hay que tener un balance, un equilibrio, y le dio como ejemplo lo que el solía hacer con los enfermos que ayudaba, le conto que él podría haber cobrado grandes sacos llenos de monedas de oro por curar a las personas, pero en lugar de eso lo único que pedía como paga era simplemente las gracias, ya que no sería algo justo cobrar por algo que lo llenaba de satisfacción. La reina Labunda al ver como el sanador hablaba con tanta pasión acerca de lo gratificante que era ayudar a los demás entro en razón y prometió vivir de forma simple, no dejándose llevar por los placeres de la vida, así que decide regalarle un don a Cadmo, grande fue la sorpresa del sanador al ver que el regalo de la reina era la esencia de la templanza, ahora además de tener el don de sanar tenía el maravilloso don de la templanza. Cadmo le agradeció infinitamente a la reina, y decide seguir con su misión, y así este valiente sanador continua su camino por el único sendero que conectaba a las naciones.
Y así continuo caminando días, tal vez meses hasta que llego a lo que parecía ser un pueblo, que según un pequeño y roído letrero afirma ser el inicio de la nación de Prutentia, pero grande fue su sorpresa al ver semejante barbarie, era casi como ver a una manada de primates alborotados, todos los pobladores actuaban muy libertinamente e inconscientemente. Así que Cadmo se dirigió al que parecía ser el líder de la manada, un hombre de gigante melena y habla casi incomprensiblemente. La reacción del líder de la manada fue de gran asombro, pues nunca habían visto a alguien tan limpio y lampiño, este a modo de saludo emitió un gruñido que para sorpresa de Cadmo resulto ser una palabra articulada pero de curioso modo algo cavernícola, al ver que ambos podían entenderse, Cadmo le comenta que ha venido a esta nación porque tiene la misión de poder sanar y recuperar el orden de lo que solía ser prutentia. El sanador decide que para ganar la confianza de la manada tenía que demostrar de lo que era capaz, así que recorre la nación en busca de algún enfermo, se encuentra con la esposa del líder de la manada, la que aparentemente había tenido un accidente por ser tan descuidada y nada prudente de sus actos, así que le ayuda a sanar sus heridas, al ver esto, los miembros de la manada comienzan a confiar en Cadmo y de tal forma se acercan a el, el sanador aprovechando que ya tenía la confianza de la manada, les hace entender que si siguen con ese estilo de vida tan imprudente no llegaran a un futuro prospero, y que si adoptaban las cualidades de una persona prudente, podrían actuar de forma justa, adecuada y con cautela, lo que les daría una mejor forma de vida, al escuchar esto los pobladores de la nación de prutentia deciden cambiar, así que le piden ayuda al sanador, este los instruye y los convierte en personas con mas sensatez, con la capacidad de respetar los sentimientos y la vida del prójimo.
Los pobladores de esta nación al estar tan complacidos y agradecidos con Cadmo, deciden hacerle un presente, así que le entregan la esencia de la prudencia, el sanador les agradece el presente y continúa con su camino.
Ya estaba a la mitad de su misión, pronto podría volver a abrazar a su amada esposa y darle un beso a su adorada hija, lo que lo motivo a seguir con ese largo camino. Esta vez no tardo tanto tiempo en llegar a la cuarta nación, la atmosfera era sombría y se sentía una extraña aura, era más que obvio que ahí no reinaba la justicia, algo que era muy extraño es que no se veía ningún alma a kilómetros a la redonda, al parecer esta nación hacia mucho que no estaba poblada.
Cadmo no tardo en darse cuenta cual sería la morada del jefe supremo de esa nación, pues era el único palacio que sobresalía de las casi destruidas casitas, el sanador decide encarar de una vez por todas al jefe Blaid, así que se abre camino por el palacio, hasta que llega a lo que parecía ser una lúgubre habitación, sin más preámbulo el sanador gira el pomo de la puerta y grande fue su sorpresa al ver a la persona que le arrebato lo que más quería en esta vida en un estado crítico de salud, el sanador no podía negarse a ayudarlo pues esto no sería justo, ya que él tenía el don de la curación, así que pone todo su empeño es sanar al que fue verdugo de su familia.
Muchas lunas pasaron para que Blaid pudiera sanarse por completo, cuando por fin fue capaz de hablar, le agradeció al sanador por permitirle vivir a pesar de todos las injusticias que había cometido tiempo atrás, este con lagrimas en los ojos le pidió que lo perdonara por haber actuado tan injustamente, pues estos actos no lo llevaron a tener grandes poderes, si no al contrario lo orillaron a quedarse solo, sin nación y sin lo mas importante en la vida que es la salud, tras escuchar todo lo que dijo Blaid, el sanador lo único que hace es abrazarlo y decirle que no sentía ya rencor hacia él, pues de eso trataba la vida, de seguir adelante a pesar de los grandes obstáculos que se nos pudiera presentar es esta y sobre todo que nunca olvidara que la felicidad puede ser encontrada incluso en los momentos más oscuros, ya solo es necesario encender la luz para poder encontrarla, tras esto, el sanador le pide que por favor entrara en razón y se olvidara de la injusticia y la maldad que guardaba en su corazón, a lo que Blaid le contesta que ya nunca más va a ser injusto, pues no lo lleva a nada bueno, tan agradecido estaba el jefe supremo con Cadmo, que decide darle a modo de paga un poco de la esencia de la justicia, ahora el alma del sanador contaba con 3 virtudes mas.
Cadmo le agradece por el presente y le informa que debe seguir con su misión pues solo le faltaba sanar una nación, así que se despiden con un fuerte abrazo, prometiendo volverse a encontrar.
Tras haber logrado sanar a la nación de la Lustitia, el sanador siguió su camino, era de noche y la luna brillaba más que nunca, esto lo motivo a seguir con su misión, así que se puso en marcha hacia la primera nación, esa nación que le traería tantos recuerdos pero que a la vez lo ponía más cerca de tener de nuevo lo que más amaba en la vida; ya casi llegaba a frontera de la nación Fortia, cuando a lo lejos diviso de nuevo a ese mismo ente, así que camino lo más rápido que pudo, cuando por fin llego junto al ente, este le pregunto que si aun quería regresar con su familia, pero la respuesta que salió de la boca del sanador fue “Para una mente bien organizada, la muerte no es más que la siguiente gran aventura, se qué extraño mucho a mi familia pero necesito ser fuerte y entender que sería algo injusto traerlas de nuevo al mundo de los vivos, cuando ellas ya están en un mundo mejor”, así fue que el sanador prefirió seguir adelante con su vida decidido a seguir ayudando a sanar a las personas que lo necesiten, el ente al ver este acto tan noble decide regalarle el don de la enseñanza, para que ahora el sanador pudiera transmitir sus conocimientos a las personas que al igual que el tuvieran la vocación de sanar a los enfermos.
Y fue así como Cadmo paso el resto de su vida ayudando y transmitiendo los conocimientos a las personas sin la intención de recibir algo a cambio, simplemente por el mero placer de sentir esa satisfacción de ayudar a los seres humanos, hasta que un día, la luna decide que ya era la hora de llevarse al sanador consigo, así que una noche lo visita en su casa, la luna le dice que ya es hora de dejar este mundo terrenal, el sanador acepta, pero en lugar de abandonar para siempre el mundo de los vivos, la luna lo convierte en un astro del cielo, en la estrella más pequeña pero de un espectacular brillo, la cual alumbraría el camino de los futuros sanadores del planeta Niburi, estrella a la cual llamaron médico.
Médico estuvo alumbrando por muchos siglos, hasta que la luna decidió que ya era tiempo de que volviera al mundo de los seres vivos, así que le concede regresar al mundo terrenal, pero ahora lo haría como una persona diferente, claro que aun continuaría conservando los dones que fue recolectando a lo largo de su misión, así que lo manda como una persona nueva, llamada Hipócrates, la madre luna decide mandarlo a un país al que llamaban Grecia, el cual pertenecía al planeta Tierra, para que continuara aplicando el don que la luna, el ente y las 4 naciones le habían regalado.
De esta manera es como se estableció el precursor para que en el planeta tierra existieran personas iguales a como lo fue en su tiempo el gran sanador Cadmo, con las grandes virtudes que poseían las naciones; personas que sean capaces de dar la vida por el mero hecho de ayudar al prójimo, de sentirse llenos de gozo, sin la necesidad de recibir algo a cambio, de no perder esa esencia humanista, algo que seguramente la madre luna, estará muy orgullosa de ver.
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