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PROYECTOS FINALIZADOS○ Yumeiro Button ○ Tsubakikasa Tricolor PROYECTOS EN EMISION○ Diabolik Lovers Capitulo 1 ○ The Chronicle Of Seven Prologo PROYECTOS EN PROCESO○ Mako to Aki-chan no Koigokoro Capitulo 1 ○ Otogi Taisen Fantasma Capitulo 1 ○ Toushu-Sama Wa Itazura Ga Osuki Capitulo 1 ○ Idol-sama No Onikiri [One Shot] ○ The Chronicle Of Seven Capitulo 1 ○ Diabolik Lovers Capitulo 2
[Resultados] 1er concurso literario
2 participantes
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[Resultados] 1er concurso literario
Bien chicos, ya espere mucho asi que no puedo seguir con esto. Lo siento, nadie mas que Raven entrego y yo no queria ir a votaciones asi porque no quería que mi historia compitiera con la de mi amiga, a si no son las cosas. Entonces voy a premiar a Raven y a publicar en este post su historia, espero que por lo menos la lean.
INSCRITOS
-Cirius_Millenium
-Sojx rawler
-Raven
-Rooney
ENTREGARON
-Raven
GANADORA ---- RAVEN ----
- Código:
[IMG]http://i1201.photobucket.com/albums/bb350/Scarlet_Lovecraft/FO/1roRaven.png[/IMG]
Ahora a continuacion la historia ganadora:
- Dark Mist:
- En plena alba del Día de Santa Alejandra nació la tan esperada primogénita de una de las estirpes más significativas de la Bucarest del siglo XIV, la pequeña niña de ojos de ceniza y cabello azabache, labios bermellón y piel nívea como la tiza no paraba su incesante lamento, su madre lloraba, difícil era descifrar la razón por la que lo hacía, podría ser por su hija o también por el hecho de que hace poco murió su cónyuge y no compartiría la dicha de ver crecer a la infante junto con él. La mujer que recién daba a luz con orgullo hizo llegar el comunicado a los familiares que esperaban ansiosos al nuevo integrante de la familia Anghel, reconocidos no tanto por su status social ni comodidades, sino por su alto alcance y capacidad para con la ciencia del entendimiento, la alquimia. Ellos eran quienes intentaban que su trabajo empezara a ser reconocido por varios habitantes de la región europea, hubiera sido más fácil si las hermandades del Vampirismo no sustrajeran toda la atención de los lugareños.
Llevaría por nombre Alexandrinne Anghel, y le tocaría vivir su niñez viendo como los “raros demacrados” –como se acostumbró a llamarlos- continuaban siendo unas personas demasiado bizarras que de una manera u otra le llamaba la atención la capacidad de manipulación para con los demás. Y así mantuvo una mentalidad asocial en cuanto a ese extraño gentío durante mucho tiempo, el suficiente para volverse una experta y talentosa alquimista de muy corta edad, que posiblemente fuera el contraataque hacia aquel grupo de godos idealistas, sería la oportunidad idónea para que la ciencia se antepusiera sobre un montón que se autodenominaban “muertos- vivos” sí, era una broma y no podía ser cierto –era lo que decía a su hija la señora Anghel- pero… ¿Y Alexandrinne? Ella hasta el momento pensaba parejo a lo que le exponían sus parientes día a día, se estaba creando un mal concepto en su imaginación, una antipatía y estereotipo tal vez erróneo inculcado por quienes la rodeaban. Al fin y al cabo a la edad de siete años no exiges mucho, en ese momento no veía necesario ni siquiera salir más allá de la casa de su amiga Konstanze Traian, fuera de eso nada le hacía falta y que bien que comprendía el límite que le habían impuesto sin titubear, así se ahorrarían berrinches. Si ocupaba material alguien podía ir por el ya que bastaba que dijera “necesito…” para que lo tuviera en un dos por tres; así eran las cosas, mas eso no quiere decir que se convirtiere en una niñata mimada, aparte de ser bastante madura para su edad, algo que heredó muy bien manifiesto fue el carácter de su finado padre, tosco y un tanto sarcástico, claro que lo reluciría si la situación lo demandaba, ella no era de las que pasaba amargada todo el tiempo aunque si era muy previsora, astuta y minuciosa.
Y así como ha sido descrita se ha mantenido hasta hoy, ya convertida en toda una adolescente de
prontos dieciséis años, casi que máster en ciencia y aparte de todo eso muy cortés y simpática con quienes lo han de necesitar. En éste momento se encontraba preparando una que otra cosa para cumplir con un encargo de metal macizo que le fue encomendado por el cerrajero de la urbe, nadie estaba en casa hasta el momento y por tanto iba a ser excelente no ser interrumpida y focalizarse en una sola cosa para terminar pronto, concretamente pedían que tuviera un trabajo sumamente meticuloso a base de un tratamiento superficial; lo debía hacer cromado, por lo tanto, lo primero que haría es conseguir el elemento eficiente y en afinidad y varias soluciones ácidas que con seguridad tendría guardadas en la pequeña alacena contigua a los quemadores y probetas en su estudio, rápidamente zigzagueó el paso hasta aquél lugar y escudriñó a más no poder la despensa, no era hora de precipitarse, claro que habían reservas. Tenía que haber.
“¡Diantres! ¿Ahora qué hago?”
Cayó de rodillas al suelo con expresión de angustia llevándose las manos a la cara, nadie estaba en casa ahora, nadie, ni siquiera su madre. No era porque le diera miedo salir, al contrario, lo que sucedía era que jamás había tenido que ir tan lejos; no al pueblo de Noapte, la cuna de los monstruos cadavéricos, inmundos, de los que hablaba tan imperfectamente la madre de la joven ojiplata. Por un momento la muchacha de labios carmesíes dudó en ir ‹‹El pedido lo puedo entregar mañana…supongo›› pensó, pero luego sacudió su cabeza, no era el momento de balbuceos o inseguridades. Iría ahora, estaba decidida, además ¿Qué era lo peor que le podía pasar? ¿Tan malos eran los practicantes de aquella secta? En ella era algo común y silvestre creer en segundas oportunidades, más a personas a las que ni siquiera conocía ni ha tenido contacto alguna vez, sólo sabía que por su causa la ciencia alquimista menoscababa; pero tan sólo eso porque no sabía ni cómo eran, hablaban o vestían, nada en absoluto.
Tomó una bocanada de aire, como para no mirar hacia atrás, y sólo giró el picaporte y salió sin hacer retrospectiva de nada, una vez que salió detrás de ella se escuchó el azote de la puerta; apoyo la espalda a la puerta a ojos cerrados y soltó un suspiro. Misión cumplida. Había salido de la casa. Se encaminó con una sonrisa colgante hacia el pueblo de Noapte y a medida que daba pasos los habitantes secreteaban desconcertados el hecho de que al fin conocían en persona a la hija de los famosos alquimistas que vivían en una mansión en la cúspide de una colina en el epicentro de Bucarest “¿Es ella…?”, “La hija de los Anghel…”, “¿Qué vendrá a hacer por acá?”, por donde ella pasaba se abría una brecha de entre el tumulto de personas, Alexandrinne miraba con la esquina de su ojo y cabizbaja a los demás, se sentía intimidada, se frotaba el brazo izquierdo con su mano derecha virando la mirada en ocasiones hasta que llegó a una tienda para conseguir sal de mesa.
“Disculpe usted, ¿de casualidad no tiene Cloruro de…?”
Recordó que no era como si estuviera hablando con ella misma y reanudó.
“…digo, ¿tiene sal de mesa?”
El vendedor rápidamente asintió y le dio una pequeña bolsita. La joven agradeció seguido de haberle dejado la paga en el mostrador, se volteó con gracia y se disponía a marcharse ya si no hubiera sido porque un joven que llevaba consigo una gabardina y sombrero de ala ancha empezó a hablar entre dientes sobre un tal “Vampyre” y una actividad en el cementerio o algo así, iba bastante reflexivo a quién sabe dónde ‹‹ ¿A dónde va?›› preguntó para sí misma. Sin más preámbulo lo comenzó a seguir sigilosamente hasta que llegaron a una especie de carpa en donde varias personas charlaban, en sus vestiduras se veía un logo con la figura de una cruz con una rosa interferida.
“Lamento haber llegado tarde. Vayan al punto”
El misterioso joven tomó asiento en una especie de diván, arrebatándole una copa de lo que parecía vino a quien estaba a su lado.
“Queremos saber cuándo, dónde y a qué hora exactamente”
Contestó un hombre barbado, robusto y de voz ronca.
“Hoy a las 12 m.n en el cementerio, que los diurnos no se entrometan ¿entendido?”
Exigió el extraño joven de acento ajeno al de la chica azabache, Alexandrinne escuchaba realmente confundida la conversación y en especial eso de “los diurnos”, a pesar de eso había dos cosas de las que estaba segura: Esto era una sede de practicantes del Vampirismo y definitivamente debía ir al cementerio. De pronto los “escuálidos cadavéricos” estaban comenzando a interesarle.
“Si eso es todo se pueden largar ahora”
Escuchó la joven, alertada se dio la vuelta saliendo de ahí antes de que la pillaran husmeando, poco a poco se iba alejando hasta que se disipó y fue imposible de divisar, al sonido de su calzado contra el asfalto iba sonriendo levemente ¿Lograría adentrarse en el cementerio sin ser descubierta? Suponía que si, al fin y al cabo eran simples personas, ‹‹ ¡Puaj! No es como si pudieran percibir mi presencia.›› rodó los ojos, imposible que por un momento creyera que existía algo como la percepción sensorial.
“Jefe, ¿pretendía hacerle creer a ese diurno que no se daba cuenta que se infiltró?”
Preguntó uno de los miembros de Vampyre con expresión seria y limpiándose los hilos rojos que caían en cada esquina de sus labios con la parte posterior de su mano.
“Déjalo. Malditos alquimistas que intentan encontrarle explicación a todo mediante la ciencia ¡me enferman! Estoy seguro que la próxima vez no solo lo percibiré sino que lo veré cara a cara”
Concluyó el extraño joven, riendo maliciosamente y mordiéndose el dedo índice, seguro de que “el diurno” volvería a hacer acto de presencia en el cementerio.
Por otra parte, Alexandrinne llegó a su hogar a tiempo, aproximadamente una hora después llegó su madre junto con los empleados que la acompañaban a hacer las compras, por suerte Konstanze no la fue a visitar durante todo el día ni el herrero fue a preguntar por su pedido si no estaría –literalmente- frita. Ya era tarde y el mayordomo había hecho la cena, la alquimista adolescente permaneció en su habitación desde que llegó hasta el momento en que una de las criadas la llamó a comer. La chica de ojos grisáceos bajó por la escalera de caracol hasta la cocina, caminando por los pasillos extensos y de suelos cerámicos encerados donde podía ver su propio reflejo y sus pasos hacían eco, el mayordomo corrió la silla que estaba al otro extremo de la mesa para que tomase asiento ahí, quedando en frente de su madre, la chica miró por un momento hacia arriba apreciando la lámpara tipo araña que tenía arriba suyo y emanaba una luz tenue apenas como para ver lo que te estabas comiendo.
Acto seguido se colocaba la servilleta que estaba en la mesa encima de su nada extravagante vestido, sin vuelos, ni decoraciones extraordinarias, simplemente un sencillo vestido negro de estilo parecido a lo que vendría siendo gótico; a ella no le gustaba ponerse cosas que al cabo de menos de un minuto “estorbaban” en cambio su amiga Konstanze sí, de entre ellas dos la chica de ojos de zafiro era la más vanidosa, y Alexandrinne lo admitía, no era como si necesitara empolvarse toda para verse bien, parecía que todo el tiempo estuviera maquillada aunque fuera lo contrario de por sí. Entonces iniciaron la ingesta de los alimentos, cada cierto tiempo se detenían para beber un poco de agua, comentar algo sobre los trabajos del día o bien para recordar que pronto el cumpleaños de la adolescente de cabellos lacios y en capa vendría. De cuando en cuando también su progenitora hacia comentarios comparativos entre su hija y su finado marido entre risas y gestos joviales, la joven sólo sonreía mostrando su blanca sonrisa apoyando su barbilla en las palmas de sus manos, tratando de imaginarse a su padre, aunque ni un recuerdo borroso asumiera, ya que no tuvo la dicha de conocerlo.
Acabando de cenar, con el trasto donde estaba el postre ya vacio y apenas con rastros de lo que aparentaba ser un trozo de Panacota de Frambuesa se disponían ambas mujeres a retirarse a sus habitaciones no sin antes expresarse un “Buena Noche” para subir la escalera de nuevo y tomar rumbos distintos hacia diferentes puertas. Ocho y cuarenta y cinco de la noche, nueve, diez…once; hora de prepararse para ir a la susodicha celebración en el cementerio ‹‹ ¿Qué habrán de festejar hoy?›› se preguntaba emocionada hasta cierto punto, porque no obstante también estaba preocupada por como lograría salir de la mansión sin que se dieran cuenta y como hacer un cebo por si acaso a algún empleado se le ocurría verificar que la jovencita estuviera durmiendo, se tambaleó hasta llegar a su armario y tomar un montón de prendas suyas hasta hacerlas una bola, ponerlas en su cama y cubrirlas completamente con una frazada, y para que mordieran el anzuelo todavía más, un libro abierto en su mesa de noche con la luz de la lámpara de toque con la luz apenas encendida, para quienes conocían a la muchacha eso era un claro indicio de que permanecía en el quinto sueño o tal vez más lejos.
Lo siguiente era salir de casa sin ser escuchada ni alertar a nadie, puso un dedo cerca de su boca con la esperanza de tener una idea brillante así de la nada hasta que ‹‹ ¡Eso!›› se dijo para sí misma, triunfante. Se quitó el calzado para bajar hasta llegar a la puerta principal sin que el estresante sonido de la suela y tacón de sus zapatos hicieran ruido, se pasó las zapatillas a la mano izquierda y con la derecha giraba con sumo cuidado el picaporte, lo mantuvo agarrado y aún virado hasta que parte de sí misma estaba más afuera que adentro, tiró los zapatos al suelo y con los mismos pies se los fue acomodando; así entonces, cerró la puerta y soltó poco a poco el pomo. Estando ya afuera pudo recobrar el aliento que sostenía, apoyando su espalda al marco de madera y dejándose caer sentada en una grada puesto que no quería que se diera a oídos el sonido de su respiración, estando como en posición de barco, con las piernas flexionadas, sacó de entre sus mayas un broche simple de color negro y se lo colocó en el cabello con intención de sostener un fleco rebelde que caía en frente de su faz.
Comenzó a hacer su camino hasta el sacramental, resonaban sus botines en el impacto con el asfalto, haciendo sonidos extraños a medida que daba pasos precisos y firmes; así entonces, luego de caminar tanto se encontró casi en frente del portón principal y paró en seco, tragó duro mirando de izquierda a derecha una y otra vez.
“No creo que sea conveniente ingresar así como así”
Habló en voz vaga, de pronto por suerte se le ocurrió ver más allá a su derecha ya que notó que un grupo de jóvenes entraban por la parte trasera del lugar, la mirada se le iluminó. Esa era su oportunidad. Corrió tan rápido como sus piernas le permitieron porque el portón trasero se cerraba poco a poco y los muchachos, encapuchados, ya habían entrado al lugar entre risas y siseos; entonces fue justo cuando Alexandrinne quedó de frente a la compuerta que esta se cerró en su cara y aunque su única elección era trepar hasta llegar al otro lado no estaba en condiciones óptimas para hacerlo, empezando porque su vestido no era muy largo que digamos, ninguna de sus vestiduras lo era en realidad ‹‹ ¡Genial! Esto es excelente… ¡Tsk!›› nótese el evidente sarcasmo e infortunio en sus palabras. Con cara larga se sentó en el pasto chistando recargando su espalda en una pared de cemento, golpeó con fuerza un ladrillo y…
“¿Eh? ¿Y esto?”
Dijo incrédula. Ese objeto se hundió y abrió paso a algo así como un atajo que inmediatamente despertó su curiosidad y sentido indagador, se agachó y gateo para entrar al pasadizo hasta que en un momento determinado sintió que el alma le volvía al cuerpo. De pronto se convirtió en un tobogán, su primera reacción fue gritar, más rápidamente acudió a cubrirse la boca con ambas manos y ahogar el vocifero, se comenzaba a denotar una luz que avisaba de una manera u otra que ya estaba cerca de cual fuera el lugar al que llevaba ese caminillo; se elevó unos pocos centímetros de suelo en el momento que ya no sentía que su cuerpo hiciera contacto con el declive, cerró los ojos instintivamente y luego cayó sentada en una catacumba por suerte sin ningún sonido estrepitoso ‹‹ ¡Ouch! Qué caída…›› rumió en su mente mientras sobaba el sitio que resultó más lastimado de su cuerpo aún sin poder ni querer darse cuenta en donde se encontraba exactamente. Sacudió su cabeza un momento y se acomodó la ropa, tuvo que bizquear para enfocar bien su vista…Vaya sorpresa se llevó.
“Esto es…Hermoso”
Fue lo único que atinó a decir. Y es que naturalmente la señorita Anghel tenía una visión totalmente diferente de un camposanto: lúgubre, mortuorio, sombrío…De una extraña manera era un panorama cabalmente distinto, o más bien una perfecta combinación de lo tétrico y lo hermosísimo. Era un jardín de hermosos jazmines como la cal, aderezado regiamente con una espesa niebla oscura; de pronto el ambiente se volvía melancólico y frío, mohíno, aunque en cierto modo agradable, el olor que expelían las flores endulzaba el olfato. Sentía el impulso de adentrarse en aquel laberinto constituido por su flor favorita porque consideraba que se podía comparar con ellas –sencillas, llanas y con su encanto- aún así se limitó a arrancar un jazmín del tallo y olerlo para luego intercalarlo en el pasador que tenía en su cabello y pasar por aquel sin fin de flores lúcidas a ver cómo salía de ahí y llegar a donde la celebración estuviera en su apogeo.
Para su mala suerte al salir de aquél lugar sólo consiguió perderse más entre un millar de lápidas, soltó un quejido de fastidio mientras el viento frío rozaba su rostro, por un momento cerró los ojos espontáneamente y tomó una bocanada de aire, se frotó los brazos como para hacer fricción y obtener calor, entonces se lamentó por no tener con ella algo que la abrigase. Sintió un colosal escalofrío que la hizo estremecer al sentir una sensación helada que transcurría por toda su espina dorsal, maquinalmente la chica miró detrás suyo. No había nada. Marchó a paso un poco acelerado e inseguro ‹‹ Debo estar imaginando cosas›› deliberó para sí tratando de convencerse de que sólo era una jugarreta de su mente, cansada de andar con rumbo errante quiso reposar sentada sin protocolo alguno en una losa; cerró los ojos mientras sostenía un dije en forma de cruz que tenía en su cuello, los arbustos medio deteriorados por causa de la carroña y mala hierba susurraban y se movían como si alguien anduviera con cien ojos puestos en la pelinegra quien permanecía con zozobra.
“Deberías irte…No todos ellos están bajo mi jurisdicción”
Alexandrinne jadeó.
Esa voz aparente soez la sorprendió a sobremanera, tanto que mansamente se viró aferrándose aún a su collar, pestañeó en una última oportunidad como preparando la vista por cualquier cosa. Se imaginaba lo peor, pero en cambio de eso…Se topó con una mirada que fascinante, unas orbes ambarinas que la hicieron sentir extraviada por un milisegundo; no obstante, en este momento, de aquella persona solo conocía su mirada puesto que su cara no se descubría todavía, por tanto –y como era propio de su carácter- iba a poner la acostumbrada barrera colmada de puro sarcasmo e indiferencia. A fin de cuentas ni lo conocía, y de un pronto a otro hizo un gesto sin expresión alguna.
Siseó abriendo la juntura de sus de sus labios suavemente y con aticismo le rebatió sus frases
“Si. Hola, mucho gusto…tú, extraño. ¿Es de tu propiedad éste terreno?”
El joven dio unos cuantos pasos hacia adelante y al mismo tiempo la joven Anghel se cruzó de brazos y piernas desviando la mirada a su izquierda. Al fin el rostro del joven se dejó alumbrar por el albor de la luna; el chico arqueó una ceja y se acercó a Alexandrinne yendo a su izquierda para poder encararse ambos, con todo el arranque él tomo la barbilla de la chica ojicenízara, no era para menos que la muchacha se exaltara excesivamente ante esa acción. Resopló una segunda vez y estaba a punto de decirle de todo al impertinente ése ‹‹ ¡¿Y que se cree?! ¿La octava maravilla acaso?›› gritaba indignada a sus adentros. Podríamos dar por hecho que al igual que ella el chico pensaba lo mismo, pero cuando las dos miradas colisionaron desaparecieron todas las palabras ofensivas habidas y por haber. Esa catadura refinada, esos ojos, ese rostro –aunque pálido- exótico…Eso pensaron uno del otro, jamás habían visto algo igual, era simplemente insoportable y a primera vista ambos llegaron a la conclusión de que lo que sentían al chocar así tan brusco era nada más que un odio naciente.
“¿Qué te pasa? ¿Piensas responderme o te quedarás callado?”
Instó Alexandrinne al ver la mirada fija del muchacho en ella, movió violentamente la cara para liberar su mentón y que el chico la soltara. El retrocedió dos pasos y se llevó las manos a los bolsillos tras aclararse la garganta.
“Si, si es de mi propiedad señorita…”
“Anghel…Alexandrinne Anghel”
“…señorita Alexandrinne.”
La chica dio una mirada rápida y molesta a el muchacho de extraño acento ‹‹ ¿Y éste de dónde sacó tanta confianza?›› se preguntó, juro que como todo hombre que no conoce a una mujer se dirigiría a ella mas “debidamente”. Acto seguido sintió que tomaron su mano derecha.
“Yo por mi parte, soy Haussen Kolkrabe. Un placer, lástima que no pueda decir lo mismo de tu familia”
Iba ya a depositar un beso en su delicada mano cuando la chica lo esquivó de pronto, con el seño fruncido y totalmente encolerizada por lo que escuchó. Haussen soltó una risa apenas audible, como si fuese divertido. Eso exasperó aun más a la pelinegra.
“¡Quítate! ¿Quién te crees tú para decir algo así? Tu no me conoces y yo no te conozco, no tienes derecho a decir eso de mi familia”
“Me creo el jefe del clan Vampyre, claro que te conozco y sé que tu familia es una de las más relevantes en Bucarest, aclamada por cualesquiera por el intelecto que poseen, mucho del avance en Rumania se lo deben a ustedes ¿Cierto…Alquimista?”
Kolkrabe expresaba todo esto mientras caminaba hacia adelante acercándose cada vez más a Alexandrinne hasta que la joven pegó espalda con una pared, Haussen tenía una sonrisa entre cínica y divertida hasta que se fue arrimando al oído de la muchacha como de porcelana y sintió el perfume de su cuello, Anghel podía sentir y escuchar el aliento del pelioscuro. Hasta que Haussen rompió con el suspenso y volvió a articular palabra.
“Aún así…Ustedes creen que lo saben todo, nos creen locos, enfermos, no ven más allá de su maldita ciencia fomentándole a los demás que padecemos una cuestión psicológica, nosotros somos vampiros auténticos. No existe algo parecido al Vampirismo. Me pudre que le busquen explicación a todo”
Alexandrinne balbuceó tratando de buscar palabras con que defenderse, pero se distrajo un poco al notar que el joven de acentuación ajena a la de ella se apartó de su cuello mientras deliberadamente se allegaba a sus belfos. Las palpitaciones en la joven se aceleraban, se empezaba a cohibir ‹‹ ¿Q-qué hace?›› quedó fija en sus ojos que la magnetizaban… ¿Por qué tenían un matiz rojo ahora? Quería moverse, hacer algo, porque se le acababa el tiempo, un poco más cerca y le estampaba un beso. Recurrió a morderse la mejilla por dentro; que aunque dolió la volvió en sí, interceptó su pierna zarandeándose y tuvo la intención tirarlo hacia atrás para alejarlo. Haussen, con reflejos, detuvo el golpe en el aire y con un propósito casi que sensual dibujó un camino con sus dedos por la pantorrilla casi hasta dar con la parte donde se terminaba su maya. La chica se abochornó y ruborizó optando por cerrar los ojos fuertemente.
“¡Detente! Aparta tus repulsivas manos de mi”
Gritó despectiva. Kolkrabe rió de nuevo, cosa que asqueó aún más a Alexandrinne, quien rodó los ojos. Se oyó el impacto del pie de la joven Anghel contra la tierra.
“Ahhh…Esto es maravilloso, belleza. Qué bueno. Me encanta que persistas, eres única. ¡Qué tosca!”
La frase posterior la dijo con cierto tono bufo, de una manera extraña la muchacha le estaba fascinando y definitivamente quería conocerla más a fondo. O al menos hasta donde se le permitiera.
“Mujeres como tú no he conocido en Alemania…Cada vez me interesas más, primor”
Esto fue la gota que derramó el vaso para Alexandrinne ‹‹ Así que alemán…›› caviló. Hubiera sido un gusto si tan sólo no fuera, tan insufrible, tan presuntuoso y con evidente complejo de Dios. Caminó decidida rumbo a la salida del lugar, no le importaba si tenía que pasar por una multitud con tal de estar lejos de Haussen Kolkrabe, su nuevo némesis de procedencia germánica y supuesto vampiro.
“¡Es todo, me largo!”
Sus calzados hacían sonidos extraños al contacto con el fango, estaban dejándole una plasta café por toda la suela y Alexandrinne gemía del asco que le daba escuchar eso, sin embargo seguía caminando. De la nada sintió como chocó contra algo, cuando alzó la vista y se enfocó se percató que era Haussen que en un abrir y cerrar de ojos apareció en frente de ella y la hizo estrellarse. Velozmente se apartó del pecho del chico interponiendo sus manos.
“¡Aléjate Alemania! ¡Me lar…”
Otra osadía del petulante ambarino. La calló tapando su boca con ambas manos, una sobre otra, haciendo un mohín de retozo mientras que Anghel farfullaba cosas inentendibles. Por un lado se le hizo gracioso al chico el hecho de que lo autodenominara “Alemania” y por otro le divertía escucharla quejarse con esa mirada molesta.
“Está bien, te dejo ir, pero no es mi problema si los otros Vampyre hacen un festín contigo. Si quieres salir ilesa debes seguirme el juego ¿sí?”
Alexandrinne se relajó un poco y dejó de poner tanta resistencia ‹‹ ¿Él está siendo…amable?›› se preguntó a sí misma. Definitivamente en él habían segundas intenciones y de seguro cuando todo eso terminase le pediría algo a cambio, aunque definitivamente quería ir a casa ya, tenía que acceder ya que si salía por su cuenta –Y siendo consciente de que eran vampiros- era peligroso estar desprotegida e igualmente; como él dijo al principio, existía la posibilidad de que no todos los que estaban cabrioleando ahí estuvieran bajo su mando, podían haber victimarios y fácilmente ella podría convertirse en víctima.
La joven gruñó.
De mala gana aceptó ir del brazo de Haussen, aunque le estuviera pareciendo que era un aprovechado solamente estaba “siguiéndole el juego” ¿verdad? Sólo eso. Estando ya entre el gentío se dieron cuenta de que había una única manera de llegar al otro lado sin que levantaran sospechas…Bailando. Para Alexandrinne era inconcebible lo que estaba oyendo ‹‹ Jamás bailaría con alguien como él›› se dijo viéndolo de pies a cabeza. Cuando iba a objetar el “plan” sintió que determinadamente la tomó de la cadera con una mano adoptando la típica posición inicial de baile, no le quedó de otra que ir al compás de los pasos de Kolkrabe. La muchacha al principio pensó que serían unos pasos sin gracia para aparentar ¿Qué iba a saber él? Eso debió pensar, pero cuando notó que con toda elegancia manejaba su cuerpo como todo un experto: haciéndola girar, extendiéndole el brazo en ocasiones, tocando con delicadeza puntos estratégicos, llegó a una conclusión.
“¿T-tango?”
Musitó suavemente mientras ni siquiera parpadeaba y se quedaba paralizada dejándose llevar ya que simplemente no sabía que decir, pensar o hacer, sólo vivía el momento. ‹‹ Mi primer baile… ¿Con un vampiro?›› exclamó para ella con cierta ironía, alcanzó a ver una risa media de parte de Haussen, de pronto sintió como si él hubiera entrado en su mente y por eso la miraba así. Se atemorizó al pensar que alguien pudo hurgar en sus pensamientos. De pronto el alemán comenzó a curvar el cuerpo de la chica dejando al descubierto su cuello y parte de su pecho. Sacó a relucir entonces dos pequeños y filosos colmillos blancos que brillaban con luz propia, Alexandrinne se amedrantó y se le hizo un nudo en la garganta, oía los resuellos y respiración densa y jadeante de Kolkrabe mientras pasaba su dedo índice desde su barbilla hasta su ombligo. Involuntariamente cerró los ojos al sentir una leve alteración; pensaba en lo peor, cuando volvió así como así a su posición erguida provocando que abriera los ojos con gesto imperturbable.
“Vete ya, estás fuera de peligro…Rumania”
Ahí fue donde la joven se dio cuenta de que estaban fuera del cementerio en frente de la calle que llevaba a la colina donde estaba la mansión de su familia. Molesta, entrecerró los ojos al observar a Haussen, sintió que estaba jugueteando con ella.
“Te prometo que la próxima vez que nos veamos conseguiré ese beso que te resistes a darme, está bien que seas así de insensible conmigo. Amo los retos. Hasta pronto.”
Dijo con determinación guiñándole un ojo de manera seductiva, se dio media vuelta con las manos en los bolsillos y la especie de capa que traía puesta se dejó ondear por el soplo de la madrugada. Paró en seco al escuchar un “¡Tsk!” de parte de su inversa rumana.
“Sí, claro…Suerte con eso, Haussen Kolkrabe”
Fue interrumpida por el alemán justo cuando ya se encaminaba a su casa.
“Sé que nos volveremos a ver, Alexandrinne, más pronto de lo que crees. Si quieres obtener las respuestas a preguntas que jamás has podido entender, entonces sé que me buscarás. Sigue engañándote fingiendo que no te importa…Pero cuando te decidas a aceptarlo. Ahí estaré.”
La chica no se tomó la molestia ni de volverlo a ver, tan sólo se detuvo un segundo para escucharlo y cuando acabó con su argumentación prosiguió caminando. Sólo hasta que llegó a su casa y logró ingresar sin que se despertaran aún fue que comenzó a meditar todo lo que el muchacho le dijo; sentada en su cama miró el reloj, 2:59 de la mañana y por ella no sucedía ningún deseo de dormir ¿Era preciso volverlo a ver? ¿Qué haría? ¿Estaría en peligro? ¿Por qué se sentía así cuando recordaba aquél baile? ‹‹ Eso…no puede ser, nunca›› por un momento estuvo a punto de reconocer que tal vez estaba…Pero entonces evadió esa posibilidad y se cubrió con la sábana de pies a cabeza, mañana iba a ser un día ajetreado, mucho trabajo que hacer y muchos acontecimientos por convencerse de que no sucedieron.
Pero era inútil. En realidad tenía mucho que pensar mañana “camino al mercado”.
Re: [Resultados] 1er concurso literario
Asdasdasd...! *-*
Bueh, por lo que veo sólo entregué yo O-o|| M-muchas gracias por el premio :DD -lalalalala♪♫- Traté de hacer un trabajo decente & lo más óptimo posible. Oh...Tal vez próximamente continúe con Dark Mist, puede que la publique por estos lares n-n
En fin, espero que se tomen el tiempo de leer este trozo & que sea que su agrado. & Gracias nuevamente por el regalito, Azu-cchi [Zeeero *-*♥] -momento de happysidad-
Ciao!
Bueh, por lo que veo sólo entregué yo O-o|| M-muchas gracias por el premio :DD -lalalalala♪♫- Traté de hacer un trabajo decente & lo más óptimo posible. Oh...Tal vez próximamente continúe con Dark Mist, puede que la publique por estos lares n-n
En fin, espero que se tomen el tiempo de leer este trozo & que sea que su agrado. & Gracias nuevamente por el regalito, Azu-cchi [Zeeero *-*♥] -momento de happysidad-
Ciao!
Re: [Resultados] 1er concurso literario
Y Raven-chan, por ser la unica responsable te voy a dejar dos premios mas.
Espero que la firma y el avatar sea de tu agrado, las hice solo para ti e.e prometo que yo no las voy a usar, todas tuyas:
[Estan un poco sucias y descuidadas, perdona eso, las hice casi sin tiempo]
Espero que la firma y el avatar sea de tu agrado, las hice solo para ti e.e prometo que yo no las voy a usar, todas tuyas:
[Estan un poco sucias y descuidadas, perdona eso, las hice casi sin tiempo]
- Spoiler:
- Ya lo tomé
- Spoiler:
- Este tambien
Re: [Resultados] 1er concurso literario
Asdasdasd! =Q___♥ Me alegraste el día con esto, te quedo muy lindo :DD Ahora tengo dos cosos más n-n Inmediatemente me los pongo...Owm! *o* -lalalalala♪- [←Es feliz xD] Que lindo mi Rumania ♥.♥
& está bien, confío en que es sólo mío el avatar & la firma o.‹
Gracias Azu-cchi *-*♥
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